De Uruguay a Barracas, de Las Piedras a Nuñez, a La Boca, a Colombia, a Brasil y a tantos otros lugares con una misma pasión: el fútbol. En Pasión Arrabalera entrevistamos a Melina Bentancor en una nota donde habló sobre toda su etapa en el fútbol uruguayo, las dos pruebas que tuvo en los clubes más grandes de Argentina y la convocatoria a la Selección Sub 20 de Uruguay.
La Bomba fue
Baby Fútbol. Al técnico le gustó como jugué cuando me llevaron porque antes
jugaba con mis hermanos y sus amigos, me pegaban patadas y me decían que me la
tenía que bancar. Cuando se fue ese técnico no jugué pero después llegó otro
que me enseñó a pegarle con las dos piernas y a entrenar de otra manera, con
ejercicios, la escalera y conos. Para él era uno más, yo hacía lo mismo que
todos, eso me hizo quererlo tanto. En ese tiempo se sumó otra chica a jugar y
nos hicimos amigas. Jugué toda la vida ahí.
San Francisco y el tan merecido premio
Me costó un
montón seguir porque no conocía otro club donde haya fútbol femenino. A los
quince mi madre consiguió el número de teléfono de alguien que tenía un equipo
de fútbol femenino, fui a ese lugar que quedaba a 50 minutos de mi casa que se
llamaba El Sauce. Ahí conocí a Sindy Ramirez que era la capitana, no podía
creer como jugaba. Me enseñaron como llegar sola, a veces iba antes y aprendía
a pegarle a la pelota porque no tenía tanta fuerza para patear en cancha de
once. Jugué cinco meses y después fui San Francisco, donde llegó el
reconocimiento de tanto esfuerzo y sacrificio con la convocatoria a la
Selección Sub 20. Nos hacían muchos
goles por partido pero no importaba, para mí era lo más grande que había, tenía
un equipo y amigas, había muchas como yo que pensaban que ni existía el fútbol
femenino.
Primera
convocatoria a la Selección Sub 20 de Uruguay
La primera
vez que viaje con la Selección yo estudiaba, la AUF tuvo que hacer una carta
para que pueda entrar más tarde a la escuela y lloraba para que me dejen ir y
vivir la experiencia a los 17 años. No me importaba no jugar, saber que era una
de las veinte de mi país es lo más grande que hay. Ponerte la camiseta de
Uruguay y que te la dieran te hacía llorar. Jugué el Sudamericano Sub 20 de
once en Colombia. Mi hermana me cubría en el trabajo, arriesgaba por mi
felicidad porque quería estar en la selección.
La prueba en el primer club de Argentina
Después del
viaje con la Selección quería ir a Argentina, ahí iba a estar la prueba de si
era buena o no. Empecé a escribirles a chicas de acá para ver cuando
entrenaban. El primer club donde fui a probarme fue River. Mi cuñado conocía la
locura que tenía por el fútbol y le pedí por favor que me lleve. Trabajé, junté
plata y le dije: “hacemos la prueba y venimos te pago el pasaje y el hospedaje.
Nos esperó su primo, que vivía en Buenos Aires, nos llevó a entrenar y cuando
llegamos a la puerta nos dijeron que había paro y que no entrenaban. Encima mi
cuñado trabajaba el lunes y tenia que volver, hice tremendo viaje para poder ir
a probarme. Él me dijo que me quede y fui a la casa de la hermana de su primo.
Fueron como dos semanas de prueba, el técnico me cayó re bien. Cuando fui no
podía creer lo que era el club. Yo me tenía que volver porque no tenía
presupuesto ni lugar para quedarme, el técnico que me dijo que se nota que era
uruguaya por la garra, y que con eso quedaba. Fue una experiencia única hacer
esa prueba en River.
La vuelta a
Uruguay y su etapa en Colón
Me volví a
Uruguay y fui a Bella Vista, un equipo bastante grande, quería ese desafío para
ver si estaba en nivel. Jugué un año, me llamaron de vuelta para la Selección y
viajamos a Brasil en el 2012. Ya había tenido la experiencia de Colombia y fui
con otra tranquilidad. Jugué un año, entrenábamos en Montevideo y me alcanzaban
hasta Las Piedras. Salimos campeonas y me dieron esa camiseta que tanto
anhelaba cuando volví a Uruguay por mi cumpleaños. Colón va a ser uno de los
equipos más importantes de mi vida.
La segunda
prueba en Argentina
Tenía una
amiga que jugaba en Colón que sabía de mi locura y me dijo: “tengo una amiga
que juega en Boca (Len Habarna), vamos a hablar con ella y le preguntamos”.
Junté plata de vuelta y me fui en enero a hacer la prueba, que arranco en
marzo. En once nos probaron una semana, quedamos cinco de noventa chicas que
fueron de todos lados. Había otro proceso para que nos fichen porque no es
fácil. Estuve cinco meses pero no me daba para vivir. Nos daban la comida y un
viático, vivía con Len, pagábamos la pensión mitad cada una. Ahí me di cuenta
que era lo mismo que Uruguay. Me había enamorado de Argentina, pero tenía que
trabajar para quedarme. Le conté mi situación a Marcela Lesich, DT de Boca, y
me dijo que pasaba con todas las chicas que venían del interior. Me dijo que
vuelva cuando consiga un trabajo porque ahí tenía un lugar. Eso me llena de
orgullo porque significa que no hice las cosas mal. No jugué más hasta ir a
Barracas, antes probé en Platense pero no me gustó, tenía que trabajar todos
los días y se entrenaba de noche. Empecé con Barracas a full pero mi amor por
once va a estar toda la vida.
Sus sueños
Que mis
hermanos sean felices toda la vida, ésta y la que viene. Si es personal, me
encantaría jugar un partido contra Marta, que es mi ídola. Cuando te dicen
sueños pensas en tu familia, en tus hermanos y tus viejos. Yo soy feliz estando
acá y que mis hermanos sean felices en Uruguay. Aunque mi felicidad sería
completa si ellos también estarían acá pero es más fácil que me vaya a vivir
allá cuando tenga a mis hijos, que los voy a criar allá.
Vamos La Bomba nomas!
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