jueves, 1 de septiembre de 2016

Conociendo a Melina Bentancor

De Uruguay a Barracas, de Las Piedras a Nuñez, a La Boca, a Colombia, a Brasil y a tantos otros lugares con una misma pasión: el fútbol. En Pasión Arrabalera entrevistamos a Melina Bentancor en una nota donde habló sobre toda su etapa en el fútbol uruguayo, las dos pruebas que tuvo en los clubes más grandes de Argentina y la convocatoria a la Selección Sub 20 de Uruguay. 


Su etapa en “La Bomba”

La Bomba fue Baby Fútbol. Al técnico le gustó como jugué cuando me llevaron porque antes jugaba con mis hermanos y sus amigos, me pegaban patadas y me decían que me la tenía que bancar. Cuando se fue ese técnico no jugué pero después llegó otro que me enseñó a pegarle con las dos piernas y a entrenar de otra manera, con ejercicios, la escalera y conos. Para él era uno más, yo hacía lo mismo que todos, eso me hizo quererlo tanto. En ese tiempo se sumó otra chica a jugar y nos hicimos amigas. Jugué toda la vida ahí.

San Francisco y el tan merecido premio

Me costó un montón seguir porque no conocía otro club donde haya fútbol femenino. A los quince mi madre consiguió el número de teléfono de alguien que tenía un equipo de fútbol femenino, fui a ese lugar que quedaba a 50 minutos de mi casa que se llamaba El Sauce. Ahí conocí a Sindy Ramirez que era la capitana, no podía creer como jugaba. Me enseñaron como llegar sola, a veces iba antes y aprendía a pegarle a la pelota porque no tenía tanta fuerza para patear en cancha de once. Jugué cinco meses y después fui San Francisco, donde llegó el reconocimiento de tanto esfuerzo y sacrificio con la convocatoria a la Selección Sub 20. Nos hacían  muchos goles por partido pero no importaba, para mí era lo más grande que había, tenía un equipo y amigas, había muchas como yo que pensaban que ni existía el fútbol femenino.

Primera convocatoria a la Selección Sub 20 de Uruguay

La primera vez que viaje con la Selección yo estudiaba, la AUF tuvo que hacer una carta para que pueda entrar más tarde a la escuela y lloraba para que me dejen ir y vivir la experiencia a los 17 años. No me importaba no jugar, saber que era una de las veinte de mi país es lo más grande que hay. Ponerte la camiseta de Uruguay y que te la dieran te hacía llorar. Jugué el Sudamericano Sub 20 de once en Colombia. Mi hermana me cubría en el trabajo, arriesgaba por mi felicidad porque quería estar en la selección.

La prueba en el primer club de Argentina

Después del viaje con la Selección quería ir a Argentina, ahí iba a estar la prueba de si era buena o no. Empecé a escribirles a chicas de acá para ver cuando entrenaban. El primer club donde fui a probarme fue River. Mi cuñado conocía la locura que tenía por el fútbol y le pedí por favor que me lleve. Trabajé, junté plata y le dije: “hacemos la prueba y venimos te pago el pasaje y el hospedaje. Nos esperó su primo, que vivía en Buenos Aires, nos llevó a entrenar y cuando llegamos a la puerta nos dijeron que había paro y que no entrenaban. Encima mi cuñado trabajaba el lunes y tenia que volver, hice tremendo viaje para poder ir a probarme. Él me dijo que me quede y fui a la casa de la hermana de su primo. Fueron como dos semanas de prueba, el técnico me cayó re bien. Cuando fui no podía creer lo que era el club. Yo me tenía que volver porque no tenía presupuesto ni lugar para quedarme, el técnico que me dijo que se nota que era uruguaya por la garra, y que con eso quedaba. Fue una experiencia única hacer esa prueba en River.

La vuelta a Uruguay y su etapa en Colón

Me volví a Uruguay y fui a Bella Vista, un equipo bastante grande, quería ese desafío para ver si estaba en nivel. Jugué un año, me llamaron de vuelta para la Selección y viajamos a Brasil en el 2012. Ya había tenido la experiencia de Colombia y fui con otra tranquilidad. Jugué un año, entrenábamos en Montevideo y me alcanzaban hasta Las Piedras. Salimos campeonas y me dieron esa camiseta que tanto anhelaba cuando volví a Uruguay por mi cumpleaños. Colón va a ser uno de los equipos más importantes de mi vida.

La segunda prueba en Argentina

Tenía una amiga que jugaba en Colón que sabía de mi locura y me dijo: “tengo una amiga que juega en Boca (Len Habarna), vamos a hablar con ella y le preguntamos”. Junté plata de vuelta y me fui en enero a hacer la prueba, que arranco en marzo. En once nos probaron una semana, quedamos cinco de noventa chicas que fueron de todos lados. Había otro proceso para que nos fichen porque no es fácil. Estuve cinco meses pero no me daba para vivir. Nos daban la comida y un viático, vivía con Len, pagábamos la pensión mitad cada una. Ahí me di cuenta que era lo mismo que Uruguay. Me había enamorado de Argentina, pero tenía que trabajar para quedarme. Le conté mi situación a Marcela Lesich, DT de Boca, y me dijo que pasaba con todas las chicas que venían del interior. Me dijo que vuelva cuando consiga un trabajo porque ahí tenía un lugar. Eso me llena de orgullo porque significa que no hice las cosas mal. No jugué más hasta ir a Barracas, antes probé en Platense pero no me gustó, tenía que trabajar todos los días y se entrenaba de noche. Empecé con Barracas a full pero mi amor por once va a estar toda la vida.

Sus sueños

Que mis hermanos sean felices toda la vida, ésta y la que viene. Si es personal, me encantaría jugar un partido contra Marta, que es mi ídola. Cuando te dicen sueños pensas en tu familia, en tus hermanos y tus viejos. Yo soy feliz estando acá y que mis hermanos sean felices en Uruguay. Aunque mi felicidad sería completa si ellos también estarían acá pero es más fácil que me vaya a vivir allá cuando tenga a mis hijos, que los voy a criar allá.

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